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jueves, 9 de octubre de 2014

TRAJE JIENENSE 1ª PARTE

El traje típico de la mujer jiennense está compuesto por unas chinelas, medias blancas, enaguas cubiertas con vestidos de finos dibujos o rayas y grampañuelo de Manila. Como complementos usan preciosos zarcillos y una mantilla negra. Por su parte, los hombres conservan el típico calzón corto de paño, faja encarnada larga y ancha, camisa abrochada al cuello con dobles pasadores de plata, zapatos blancos de becerro y botas cordobesa abiertas a los lados a manera de polainas, con flecos de correa hacia abajo.

La asociación Lola Torres, ha hecho la labor de recoger toda esta tradición desde los años 40.

La costumbre de una indumentaria típica popular con tintes regionalistas surge en el siglo XVIII, cuando se adaptan las vestimentas locales a la elegancia urbana sin desechar el origen rural y artesano en sus elementos.  En Jaén capital, los trajes tradicionales se denominan de Chirri y de Pastira, que son utilizados en celebraciones locales:  lumbres de San Antón, Romería del Cristo del Arroz, Divina Pastora y Fiesta de la Virgen de la capilla la más común.

El traje de la mujer es el de pastira, tiene su origen en un traje corriente de lechera.  El detalle que más resalta es la mantilla o pañete, de raso o de pañete, que según la leyenda un grupo de mozos y mozas salaieron una mañana de romería a orillas del río Guadalbullón.  Una partida de moros granadinos les sorprendió y les atacó, con la intención de dar muerte a los mozos y llevarse cautivas a las mozas, pero ambos, mozos y mozas, ofrecieron tan encarnizada resistencia que los moros huyeron y las tocas de las mozas, blancas antes del ataque, se tiñeron del rojo de la sangre.

El corpiño (almilla) es de lana o seda brillante, con mangas largas y ajustadas y forma pico en la parte delantera, lleva rizado encaje blanco de bolillos al filo del escote y de las mangas.  La falda llevaba cinco refajos, llega un poco más arriba del tobillo.  Normalmente, consta de la falda del tejido llamado "Canícula" (se tejía desde finales del siglo XVIII en los telares del Hospicio de Jaén), de color azul grisáceo, con rayas muy final o cuadritos.  La falda se remata con un cordón de lana de los mismos colores.  Debajo de esta falda irían los diferentes refajos, normalmente se utiliza uno nada más de paño, color encarnado o rojo.  El delantal o mandil que cubre la falda era del mismo tejido (canícula) pero con las rayas en vertical o a cuadros, en la actualidad podemos observar que este delantal va bordado con elementos florales para enriquecerlo.  Se complementa con medias blancas tejidas en hilo o seda, caladas, enaguas y pantalones (pololos o puchos) blancos de hilo con volante y tiras bordas, y pasacintas para ajustarlos.  Los zapatos son negros escotados, de salón con medio tacón, de piel fina.  Sobre el corpiño se lleva un pañuelo de percal rameado o lana, para diario.  En festivos se sustituye por un mantoncillo de manila.  La mantilla que lleva sobre la cabeza o los hombros es de paño o raso rojo y lleva alrededor un ribete negro de terciopelo, y es prenda característica de las campesinas castellanas, la usaban para ir a la iglesia.  Cubre pues, el elaborado peinado de la pastira, dos rodetes a los lados y en medio un moño llamado de alpargata, adornado con flores.  También es muy importante el aderezo, que suele ser bastante rico, a base de oro, esmeraldas, diamantes o perlas, en pendientes largos ("Saboyanas" o "Abollanas") y en el cuello una de inta de terciopelo negro con una cruz de oro.

El traje de hombre, es el de chirri, cuyo nombre procede "chirriado" de las carretas que llevaban los campesinos al llegar a la ciudad para vender sus mercancías, es un traje más bien elegante y señorial.  Negro o pardo, que consta de pantalones de lana, abiertos por los lados de las piernas, con forma acampanada, se adorna con un lazo de cinta, con aireles o monedas, así como botones lisos o labrados;  en la parte delantera lleva el alzapón o portón, una especie de tapa, que se abrocha en los laterales.  La chaqueta de lana semi-corta, con alamares y coderas en marrón sobrepuestas, adornada al igual que los pantalones.  La camisa blanca de algodón, de hilo o semihilo, con cuello de tirilla, posee una pechera sobrepuesta con grupos de jaretillas, de mangas largas.  El chaleco con solapas de estilo esmoquin, de telas de gran calidad y de colores muy variados pero discretos.  A la cintura lleva una faja de lana fina, en azul o rojo normalmente bordadas o lisas.  En la cabeza llevan pañuelo cuadrado, atado en la nuca en forma de triangulo y encima de éste el sombrero calañés o "catite", de terciopelo y paño negro, con una ala vuelta.

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